viernes, 23 de noviembre de 2007

El corazon delator I

Esta historia pasó, en la ciudad de Córdoba.

Un día dos millonarios, un español, llamado, Pablo Suárez y un inglés, llamado Ascot Yay.

Resulta que habían tenido una disputa, por como se llamaría y se organizaría su empresa de celulares.

El español, quería hacer celulares sencillos, para que mucha gente los pueda adquirir.

Además quería que su empresa se llamara Suárez y asociados.

Por otro lado, las ingles, queria celulares muy caros, con camara de fotos, mp3 y radio, pero queria que su empresa se llamara Gran Jay.

No se sabe si era en honor a Gran Bretaña, o era un nombre por su propio orgullo.

Luego de una larga disputa, el español recibió un golpe en la cara de su “socio”.

Tan arto estaba el español, que empezó a planear su venganza.

A la próxima semana lo invitó a su mansión al norte de la ciudad cordobesa.

Cuando entró en su morada, le rompió un plato con la cabeza dejándolo inconsciente, y Luego lo mató ahorcándolo con una toalla.

El ibérico pensó que había cometido el crimen perfecto.

Pero luego empezó a sentir culpa e inquietud. Desesperado, lo enterró en su jardín, y se dijo a sí mismo:

Nadie me vio, y nadie se enterará de que lo maté.

jueves, 15 de noviembre de 2007

El duende del Árbol

Un día, en Inglaterra, la familia Biswal, compró un castillo, situado, a siete millas de Softel.

Pese a las advertencias de O`neel, actual propietario de la mansión Firefox, la familia Argentina compró la imponente casa.

La gente le decía que estaba loco, ya que la mayoría de las personas que se han ausentado en la casa han muerto por causas desconocidas y misteriosas, y sobre todo, nunca hallaron sus cuerpos.

Cuando entraron a la casa, quedaron maravillados.

El vestíbulo era impresionante por su inmensidad.

Había una biblioteca, una cocina, comedor, once habitaciones, con un pequeño baño, dos patios, el principal, era el más utilizado, allí plantaban flores y los niños jugaban, el otro era el patio trasero, no muy transitado.

Todos estaban encantados.

La señora Elizabeth Biswal, era una dama de ojos azules, cabellera rubia, era esbelta y encantadora como una cervatilla

Su esposo James Biswal, tenía una estatura mediana, tenía ojos color café, era firme como soldado.

Después, sus dos “QUERIDOS” hijos, Rexon y Grey eran traviesos, inquietos, alborotados, desobedientes, Rexon, tenía un redondo y definido lunar, en el lado izquierdo de la frente, tenía cabello rubio como su madre, mientras que Grey tenía un lunar pero en la papada, y era de cabello oscuro como su padre.

Luego de cenar, la familia se fue a dormir, pero no lo hicieron cómodamente, ya que oían ruidos, como si fuera golpes de vidrios, provenientes del patio trasero de la mansión, o como el señor O`neel decía: “Bosque Muerto” y/o “Valle perdición” porque ahí había muerto la mayoría de los integrantes de su familia.

Durante varios días, a la misma hora, oyeron los mismos ruidos.

El señor James, creyendo la anterior advertencia de él antiguo propietario de la casa, ordenó a toda su familia, especialmente a los hijos, no ir a ese patio ni de día, ni de noche.

Siempre Rexon y Grey desobedeciendo lo que les dice su padre, una noche de tormenta y de niebla, a la medianoche, emprendieron su camino al extraño lugar.

Estaban aterrorizados, pese a que cada uno llevaba un cuchillo en la mano.

Luego, pensaron que no era una buena idea que fueran para allá.

Tanto habían caminado, que no divisaban el castillo, porque la niebla lo cubría.

En medio del miedo y el pánico, dos sombras, aparecieron de entre los altos arbustos.

Rexon y Grey inclinaron su al cuchillo y mataron al supuesto asesino de la mansión Firefox.

Al despejar un poco la niebla, vieron que no habían linchado a un fantasma ni un espectro, ni si quiera a un zombi ni un esqueleto.

Habían matado a un ciego y a un borracho.

Luego, Rexon, se sintió terrible, y con un verso le dijo a Grey

  • En sus ojos nunca pude encontrar maldad.
  • Pero a veces para no morir hay que matar
  • Todo fue esa noche.
  • En que un ciego y un borracho los quiso asustar,
  • Pero un golpe sin suerte,
  • Dejó a su cuchillo clavado en su mal.
  • A sí fue el Duende del Árbol
  • Tuvimos que asesinar matar y cortar

Esteban Alejandro Saavedra

Inspirado por la banda callejeros y Oscar Wilde

lunes, 5 de noviembre de 2007

VICTIMA

Había una vez, en una terrible noche sucedió un homicidio.

Éste impactante hecho, ocurrió en la calle Hebberlin 345, un barrio muy sofisticado, de casas muy grandes, bueno, más que casas, eran mansiones.

Estas viviendas, por general, tenían piscina, una huerta, y un área de juego para los niños.

Tenía muchas cosas de gran valor.

Una espeluznante noche de tormenta, entró un asesino llamado Breg, dispuesto a saquear la caja fuerte de la familia Euro.

Estaba conformada, solamente por María Euro, una joven, de 25 años bella de ojos azules, cabello castaño, dulce y tierna.

Y su madre, la viuda Aston Euro, una anciana de 63 años, Canas en todo su pelo, ojos verdes, una señora trabajadora y algo olvidadiza.

Esa noche de tormenta, a las 10:45, luego de cenar Pollo al grill, cuando María y su abuela Aston se dirigían a dormir el ladrón entró.

Cuando ya María recostada estaba, Oyó, pasos inquietantes, y no eran los de su nana, eran de un hombre, que susurrando se estaba llevando pertenencias de la casa.

Su abuela, de inmediato se levantó, y con una hojota en la mano, salió a ver que ocurría, pero antes de que asomara la cabeza, un grito desgarrador, se oyó desde la biblioteca.

Era su nieta, que caía rotundamente en el suelo.

Salió disparada de la habitación, ya que en la entrada, estaba una placa con su nombre, y el mejor lugar para guardar dinero, es su propia habitación.

Cuando escucho al delincuente, cerca de la zona por donde ella melodiaza, se escondió en la despensa, hasta el día siguiente.

La policía del lugar junto a su jauría de perros encontró a el cuerpo Inerte de María escondido en el piano.

Trataron de encontrar alguna pista del ladrón, pero por suerte, sólo encontraron a la viuda Aston dormida en la despensa.

FIN

Esteban Alejandro Saavedra