sábado, 5 de abril de 2008

La mansión del horror. Parte III

Esperando salir con vida, todos estaban incómodos con la situación de que los perseguía un fantasma.
Francisco, Tina y Bel decidieron salir del armario, y buscar otro escondite, ya que estaban muy incómodos.
El espíritu de Lanuza Gorrion, descendió por unas angostas escaleras, hasta el primer piso, viró hacia todos lados, pero no encontraba a nadie, y decidió bajar un piso más.
Por desgracia Dwin y Snake se toparon con él en la sala.

El fantasma, se acercó a ellos lentamente, con una mirada repugnante, con unos ojos, que parecían dos llamas de fuego.
Los chicos perplejos, dieron un paso en falso, y cayeron al piso.
Un grito retumbó en el lugar.
Francisco sabía que se trataba de los muchachos, y como tenía buen oído, y conocía toda la mansión, pudo deducir en donde había ocurrido el hecho. Él solo, y dejando a las chicas contra un rincón; bajó las escaleras hasta la pequeña sala, pero descubrió que no había nadie.

Tratando de descifrar lo que había sucedido, pensativo en el medio de la habitación, de repente, una sombra de color negro oscuro se asomó por detrás de él, luego de una risa burlona, el ser lo tomo de los hombros y Francisco desapareció al instante, sin dejar rastro.
Quedando vivas tan solo Bel y Tina, decidieron circular por esas pequeñas "catacumbas".
Exploraron el lugar, ambos pisos.
Se dieron cuenta que en cada piso, había tres armarios.
Luego de aproximadamente una hora de deambular por los pasillos húmedos, las chicas se arrinconaron solitarias, bajo el calor e iluminación de una antorcha.


Se apoyaron sobre la pared bruscamente, echándose sobre ella, de pronto, la pared se dio vuelta, como un pasadizo secreto.
Para su sorpresa ese pasadizo, dio justamente con el paradero de Snake, Francisco y Dwin.
El pobre lugar estaba deteriorado, los hombres estaban colgados como esclavos o prisioneros, y sus pies, estaban a un metro del suelo; y sus cuerpos estaban todos ensangrentados, estaban tan deprimidos que ni alzaban la mirada.
El fantasma de Lanuza Gorrion, se paró inmediatamente ante ellas. Las tomo de un brazo, y bruscamente las sentó en una mesa de forma ovalada.
Los muchachos, que seguían con la cabeza baja, cayeron al piso, pues mágicamente, las cadenas que los sujetaban, se abrieron.
De pronto, los ojos de los jóvenes se convirtieron en bolas de fuego, su cuerpo perdió estabilidad, la cara, se puso cada vez más pálida; hasta que volvieron a desplomarse por el piso.
-¿Qué les hiciste?-Dijo gritando y a la vez desesperada Bel.
El fantasma se paró en seco, junto a los chicos, el espíritu parecía arrepentido, una lágrima blanca cayó al piso desde su ojo, hasta llegar al piso.
-Perdónenme, por lo que causé.- Dijo arrepentido Lanuza, luego, se desvaneció.
Tina y Bel valoraron haber salido con vida de ese lugar, horas después pudieron salir de la mansión. Ellas sabían que pudieron cambiar la actitud del legítimo propietario, pero, ¿a que costo? Con un saldo de cinco muertos, en tres días. Un triste final, para una trágica historia.

Fin