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viernes, 14 de marzo de 2008
¡¡¡¡Aviso!!!!
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Esteban Saavedra
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domingo, 9 de marzo de 2008
La maldición de Jufú
Hace mucho tiempo, Egipto, el la ciudad del Cairo, todo era felicidad, alegría, todo normal, como un día cualquiera.
En toda ciudad esta el loco que cree adivinar el futuro, en este caso, el viejo Coakini, tiene unos 80 años y tiene un pequeño negocio donde vende agua.
Un día salió a gritar: -¡El fin esta cerca, Jufu saldrá de su pirámide las siguientes siete noches, atormentará a todos!-
Las personas del pueblo, siempre curiosas, le preguntaron: -¿Qué pasa Coakini? El anciano respondió –La profecía que encontré en un viejo libro, dice que cada mil años saldrá el faraón, que habita en la pirámide de Gizeh, aterrorizará a todos. Tomará a niños y los sacrificará para que luego, en el próximo milenio pueda salir nuevamente.
- Yo aconsejaría tapiar puertas y ventanas, también permanecer en sus casas minutos antes de que oscurezca, y si ven a la momia no mirarla fijamente a los ojos, puedes morir. Pero la profecía dice que un grupo de niños valientes, audaces y de puro corazón, tiene muchas, muchísimas chances de vencer a la momia.
Una mujer preguntó:- ¿Cuándo empieza la maldición? El anciano respondió:- mañana al anochecer.
Al día siguiente, apenas abrieron los negocios, hubo mucha gente comprando comida como para un mes. Todos con una desesperación, tremenda.
Cuando el sol se ocultó, detrás de la montaña, la luna parecía una gran bocha de helado sobre la pirámide. Nadie circulaba por la ciudad, Algunos curiosos mirando por un mísero agujero de las ventanas tapiadas.
Cuando la luna se alineo con la piramide, se oyó un grito desgarrador. Todos miraron a Gizeh, y sobre ella la momia de Jufu. La momia salto desde la pirámide, y las estatuas que representaban los guardias del salón, salieron de ese lugar para destruir la ciudad.
La primera noche fue terrible, once muertos, entre ellos cuatro niños sacrificados.
La segunda noche fue peor, cinco niños sacrificados y siete fallecieron, a través de las destrucciones.
El tercer día,(por la mañana) fueron a la casa de Coakini, o al menos los que quedaron vivos. Una persona del montón preguntó: -¿Qué pasará después, el faraón acabará con todo? Ya hay veintitrés muertos y muchos heridos. El anciano contestó - Entendí mas cosas en el presagio.- -Dice que después de la segunda noche aparecerá un grupo de niños, que con mucha astucia vencerán a la momia. -¡¡¡NOSOTROS!!! Dijeron unos muchachos.
Sus padres estaban algo nerviosos, aunque las demás personas querían que fueran, a ver si así se acaba la maldición.
Los padres les preguntaron -¿Realmente quieren hacerlo?- –sí- afirmaron los jóvenes.
La tercera noche no se oía ni el sonido de un ratón. Tomás, Matías, Andrés, Juan y Esteban estaban listos para pelear.
Los chicos estaban parados frente a la pirámide y de la nada tenían a la momia en frente de ellos. Tomás lo miro a los ojos y murió.
Los demás entraron a la pirámide como locos. Una vez dentro, el corazón se les salía. Siguieron caminando y encontraron un desvío: derecha o izquierda. Juan dijo: Matías y Andrés por la derecha, Esteban y yo por la izquierda. Rato después se oyó un grito, al parecer Andrés y Matías, habían sido asesinados brutalmente.
Los dos chicos corrieron, pero una ventisca pasó frente a ellos y de repente tenían a la momia encima, la esquivaron pero el faraón tomo a Juan y habló: -Tu mejor amigo o todo lo demás.- Esteban siguió corriendo. Jufu de un solo golpe le sacó el cerebro a Juan, descuartizo su corazón y metió en su estómago sus propios pulmones.
La momia más veloz atrapó al muchacho, pero el faraón con tan mala suerte que entró a la tumba. De pronto una luz brillante y poderosa atrapó a Jufu y lo encerró en su sarcófago.
Como si fuera magia Esteban apareció frente de la pirámide.
Todos habitantes hacia el y le preguntaron¿qué pasó? El joven respondió -Ganamos. Tomás miro a los ojos a la momia y murió, Matías y Andrés estan desaparecidos,y Juan...fue brutalmente descuartizado.-¡¡¡MOMENTO!!! Dijo Coakini-La profecía también dice que si no viven todos los que enfrentaron a la momia, por más que la hayan vencido, al pueblo le quedan...cinco minutos de vida.
Y como si fueran bombas cada persona exploto y falleció, y a lo lejos se oyó una voz riendose, una voz macabra de Jufu,que venia de su tumba en la pirámide de gizeh.
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Esteban Saavedra
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jueves, 6 de marzo de 2008
Geuerra de América
Esta historia trata de una guerra, la más sangrienta de toda América.
La lucha, estaba dividida, en dos grupos; el grupo número1º, estaba, integrado, por, Estados Unidos, Canadá y Venezuela, y el equipo número 2º, integrado, por, Argentina, Brasil, Ecuador y Colombia.
Lo que Venezuela tenía que hacer, era adueñarse, del norte de América del sur; por lo que Colombia, estaba en constantes invasiones.
En la guerra, los combatientes, eran militares, y delincuentes, que se les propuso ir a la guerra, si viven, se negociaría su libertad.
De vez en cuando, los norteamericanos y canadienses, mandaban un grupo de sus tropas, para atacar, todavía más a Colombia y adueñarse del territorio.
Cuando las tropas, llegaron hasta Bogotá, Brasil envió sus propias tropas, y sacaron a los venezolanos y los colombianos seguían con su lugar.
Luego, el jefe, a cargo de todos los militares, ordenó invadir Venezuela, la invasión la dividió en dos partes, Grupo Ofensivo Oeste, y Grupo Ofensivo Este; por lo que Argentina envió el 70 por ciento de los soldados que enviaron a invadir.
Cuando ya habían debilitado las defensas venezolanas, y tenían, más de la mitad del terreno del país, las tropas detuvieron su invasión una semana, en una ciudad llamada Valle de la Pascua.
Durante ese tiempo, el 1º día que detuvieron la invasión, un chico de 19 años, llamado Hiasinti, fue inculpado por robo, y tras un juicio parcial, terminó tras las rejas.
Tres días después fue enviado a invadir Venezuela, en el grupo número 2, el Grupo Ofensivo Este.
Ahí se hizo amigo de Clayton un militar dispuesto a todo, que siempre le contaba lo que había, y no había que hacer en esta guerra, ya que él estaba desde el principio de la misma.
-Tienes que cuidarte mucho, siempre mira a todos lados, nunca tengas miedo de disparar, claro, como vas a tener miedo, si eres un ladrón- Dijo Clayton.
-Aunque tu no me creas, no soy un ladrón, me condenaron por un delito que no cometí- respondió Hiasinti.
-De manera extraña, te creo- dijo Clayton.-
Once días después de que el argentino encarcelado injustamente, ingresara en la guerra, el equipo del sur americano, se apoderó de Venezuela.
Ya en Estados unidos, andaban todos muy preocupados, porque sus aliados venezolanos habían sido desterrados.
Y por idea del presidente canadiense, ambos países del grupo número1, fueron a hablar con los mexicanos.
Amenazándolos con bombas, e invasiones y soldados, cuales ni Canadá ni los norteamericanos tenían, lograron que México, se uniera a ellos.
Los 3 países avanzaron por todo América Central, apoderándose de fuerzas militares de Guatemala, Belice y Costa Rica.
Gracias a unos espías infiltrados, provenientes de Ecuador, todo América supo lo que iban a hacer los países del norte; y en todo el mundo, reinaba el miedo y la impaciencia.
Los guerreros que habían estado invadiendo Venezuela, fueron enviados, a luchar en una última guerra, la que definiría quién ganó.
Todos los militares y presos, de Argentina y Brasil fueron enviados a Panamá, donde se disputaría la lucha, mientras que las tropas colombianas, permanecería en su nación, y otro grupo en Venezuela, mientras que los militares de Ecuador defenderían las fronteras.
En la lucha Hiasinti y Clayton lucharon con todo, vieron tantas muertes, y algunas tan sangrientas y violentas que daba pena estar en su lugar.
La más sangrienta que vio, fue, cuando uno de sus compañeros, le atravesó la garganta con un cuchillo a uno de sus enemigos.
La lucha disputada en Panamá, más precisamente en la ciudad de Portobelo, duró 17 días dejando un saldo, de más de 6000 muertos, y cientos de heridos.
El equipo constituido por Argentina, Ecuador Brasil y Colombia resultó vencedor.
Pero Hiasinti quedó con una gran perdida, la de su amigo Clayton.
Con un gran daño psicológico, lleno de locura y soledad, el argentino se subió al balcón situado frente a su ventana, y se lanzó con destino al suelo.
Murió al instante.
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Esteban Saavedra
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miércoles, 5 de marzo de 2008
Crimen y miaterio
En el barrio Libertad, un barrio de personas adineradas, una mañana del 5 de Marzo, hubo un asesinato, frente la casa de la Dra. Vandeslay, una señora de 43 años.
La autopsia establece, que murió de un tiro en el pecho.
De inmediato las autoridades del lugar llamaron al detective privado, José Nievas, a investigar el caso.
Cuando Nievas llegó momentos después, alrededor de las 4:30 AM , hizo unas llamadas, y averiguo que el muerto se llamaba Hernández Biglia, tenía 47 años, persona solitaria, y podían ser cuatro, los responsables del crimen.
Entre ellos, el analista en sistemas Luis Vilchez, que su hijo había sido intimidado por Biglia.
El siguiente es, Henry Coys, a él, le debía dinero.
La viuda, Leticia Lóndero, que le propuso matrimonio a Hernández, y el la amenazó con un cuchillo.
Y la Dra. Vandeslay, porque el cuerpo inerte estaba frente su casa.
Todos fueron detenidos.
El detective divisó, que un persona muy nerviosa, con ropa de hombre, salía nervioso,de la escena del crimen encapuchado, no vio si tenía una pistola.

El sospechoso numero 1, dijo que no tenía ningún rencor sobre el, ni por lo que le hizo y dijo a su hijo.
El siguiente detenido habló – como cualquier apostador, si debes y no pagas, sométete- dijo Henry Coys.
Leticia, estaba muy nerviosa, y siempre miraba a su izquierda, a un hombre, con voz sombría.
Vandeslay, dijo- a pesar de que murió frente a mi casa, yo no lo maté, oí un ruido cerca de mí, entre las 03:15 y 03:30 de la madrugada
Y entonces el sagaz e inteligente detective, José Nievas, seguro de si mismo, empezó a interrogarla; todavía más, y con preguntas más profundas y algo confusas:
-¿ Y que hacía una señora, viuda, de 43 años, sola, en esas desiertas calles a esas horas de la noche?- Dijo sonriendo el detective.-
Y tartamudeando dijo –caminando, y de repente, oí un grito que provenía de enfrente de mi casa-
-¿Y qué tan lejos estaba de su morada, usted se encontraba?-
-Unas tres cuadras-
-¿Y como pudo saber, qué el hecho ocurría cerca de su casa?-
-Bueno, lo confieso, yo lo maté-
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Esteban Saavedra
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Amor encerrado. (Para los enamorados)
Había una vez, una persona llamada Juliana, y otra llamada Ramón, y su amor era muy profundo.
Cada vez que iban a hablarse, eran interrumpidos por Juan Peruffo.
Un día, estaban muy tranquilos hablando en el Bosque Verde, y cuando ya casi se besaban, nuevamente eran interrumpidos por Juan Peruffo.
Ambos eran personas muy tímidas, Juliana, era de pelo rubio, ojos verdes, tranquila y serena, y con una cola redondeada, y amplia, que a todos cautivaba. (Chiste)
Ramón, era de pelo castaño, azules, medio impaciente, y en ocasiones algo molesto.
Un día, Juan, se enojo con Camila, y la encerró en la habitación de su torre mas elevada.
Por supuesto, Ramón fue a rescatarla, con una espada escudo y lanza.
Atravesó, un río lleno de pirañas, que lo dejaron herido.
Luego, tuvo que enfrentarse con tres imponentes guardias.
Ya dándose por vencido, oía el dulce canto de su novia, y sintiéndose lleno de coraje, entró corriendo a rescatar a su amada.
Ella se sorprendió al verlo.
De repente, se escuchó una voz que decía -¡Dónde está¡ ¡Dónde se escondió!
Los jóvenes, de inmediato, corrieron despavoridas, hacía la laguna María.
Escondidos, oyeron la voz de Juan Peruffo, y su tripulación queriendo encontrar, a los dos fugitivos.
Cuando ya casi los encontraban, Ramón dijo –Sólo hay un lugar donde no nos molestarán, el cielo-
Y de un disparo, murieron, pensando que en el cielo, nadie los iba a molestar jamás.
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Esteban Saavedra
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martes, 4 de marzo de 2008
Los muertos atacan
Parte I
Revivimos!
En la ciudad de coronel Velázquez, había un cementerio llamado Roswell, del que según dicen, cada noche, podes oír golpes, provenientes de los féretros.
Un grupo de adolescentes se encontraban merodeando por ahí.
Decidieron entrar al necrópolis, a romper un poco.
Luego de unos quince minutos, se marcharon.
Pero hay un dicho; “Si molestas a un muerto, un muerto te molestará a ti”.
Y así fue.
A la siguiente noche, los cuerpos, aparentemente, sin vida, se levantaron de sus tumbas, dejando hoyos en el piso, y destrozados sus ataúdes.
Una niña, de unos seis años, sepultada en el cementerio, se levantó junto a su muñeca.
Su primera víctima fue, Rafael Pedroza, un anciano que caminaba tranquilamente.
Su técnica de asesinato, era, decapitar, introducir sus manos a través del cuello, y arrancar sus órganos para luego devorarlos.
Hicieron eso unas setenta veces.
Se detuvieron, porque se habían encontrado a un grupo de chicos; los mismos que entraron a sus sepulcros a destruir.
Los cuatro muchachos llamados Carlos, Bruno, Joaquín y Daniel; huyeron de ahí, al instante, y luego buscaron refugio en una humilde plaza.
Tan sólo con la mirada se preguntaron ¿Qué fue eso?
Pasaron desapercibidos.
Cuando los zombie se marchaban, los adolescentes salieron al trote, con dirección a la casa de Bruno, que era la que estaba mas cerca.
Buscando en la pequeña biblioteca que había en su casa, Joaquín encontró un libro, antiguo, según decía la fecha de su elaboración, y su nombre era, Leyendas y maldiciones.
En ese texto, había una maldición, que hablaba del mismo cementerio de su ciudad, el cementerio Roswell.
Al comenzar la invención, decía un dicho: “Si molestas a un muerto, un muerto te molestará a ti”.
También dice, que si un muerto sale de su estado normal, o sea, que se convierte en un zombie, o está en un estado de “Muerto viviente”, hay que devolverlo al cementerio.
-¿Y cómo lo devolvemos?- preguntó Carlos.
-Un humano tiene que ingresar al cementerio y tocar cualquier lápida, con la yema de los dedos, antes del amanecer, o si no, tendremos que esperar hasta la siguiente noche-
Salieron a la calle muy entusiasmados, pero en la puerta, los estaban esperando, los putrefactos caníbales.
Los jóvenes se introdujeron nuevamente en la casa, y salieron inesperadamente, por la puerta trasera de la casa.
Cuando los vieron correr con rumbo al cementerio, Carlos, Bruno, Joaquín y Daniel, ya se encontraban, a una cuadra de distancia.
Los siguieron a toda velocidad, para sorpresa, de los chavales, eran muy veloces, para haber estado más de diez años bajo tierra.
Los chicos llegaron primero, Daniel, fue el que presionó una lápida con la yema de sus dedos, provocando que los muertos vivientes, en contra de su voluntad, retornaran al cementerio.
A pesar de que ellos creyeran que habían hecho todo bien, hicieron algo mal; en la maldición, también decía que los humanos, tenían que salir del sepulcro, antes, de que algún difunto vivo, lo pisara.
Para los zombie, la puerta de su escape, seguía abierta; a la noche siguiente, volvieron a escapar.
Esta historia continuará…
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Esteban Saavedra
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domingo, 27 de enero de 2008
El cond de sangre
Nicolás vió una cabaña a lo lejos, golpearon la puerta, pero nadie contestó. Entraron mientras la puerta rechinaba, las camas estaban rotas, las paredes llenas de murciélagos y una estufa apagada.
Se durmieron rápidamente, después del pánico y el terror.
Después de un rato la puerta se abrió con brusquedad y un "humano" con filosos colmillos despertó a los chicos. Con mucha velocidad se metieron a una habitación más pequeña junto a la que estaban. Pero esta es mas horrible. Tenía murciélagos calaveras y algunos con trozos de cerebro, y también huesos de esqueletos. Su predador rompió la puerta de un golpe, Federico, se asustó tanto que al retroceder se enganchó con unos pedazos de tripas de víctimas anteriores del "Colmillo asesino"
Agustín logró saltar la ventana. Federico también logró escaparse, pero Nicolás no tuvo tanta suerte como los demás.
El cond de sangre lo agarró de la pierna y lo llevó a un calabozo helado y oscuro. El diente columelar le iba a sacar los pulmones y toda la sangre.
El cond de sangre justo antes de abrirle la panza a Nico con una espada, tuvo una mejor idea, en vez de chuparle la sangre, le extirparía los órganos.
Preparó sus colmillos para empezar su labor, pero al rato entraron Agustín y Federico, para la sorpresa del sanguinario.
El vampiro agarró su espada, pero Federico trajo su cuchillo con cual pretendía comer mañana, y Agus piedras, cuales le arrojó al asesino y le quitó su espada, Federico arrojó el cuchillo hacia El cond de sangre, justo al pecho, aunque no le hizo mucho daño. Junto a Nicolás, los tres Chicos salieron de ese lugar. Mientras corrían, Federico se tropezó con un palo que tenía muchas espinas.
Lo levantaron del piso ensangrentado. Agustín lo llevó arriba de su espalda. Siguieron corriendo por el bosque, pero en diente columelar los seguía de cerca. El cond de sangre arrojó el cuchillo que Federico se olvidó en el calabozo, aunque no llegó a herir a nadie. Nicolás corría mas por la diferencia de peso y el miedo que tenía. De repente se encontró frente a una gran pared de esqueletos, mientras tanto Agustín, no aguantaba el peso de Federico, luego, todos quedaron rodeados por ellos.
Allí los muertos vivientes se los estaban tratando llevando, supuestamente a donde había estado Nicolás, pero ellos se resistían
Cuando estaban a punto de ser extirpados,otra vez Nicolás corrió a gran velocidad que se escapó, Federico también, pero el que no tuvo tanta suerte fue agustín. Lo colgaron como a las carnes de vaca en un gancho.
Federico y Nicolás siguieron corriendo delante de algunos de los esqueletos sin saber que su amigo estaba colgado en el calabozo.
Luego de perder a lo esqueletos, supusieron que Agustín estaba donde lo querían extirpar a Nicolás, y luego de un rato, fueron para allá.
Cuando llegaron, todos los esqueletos habían desaparecido.
Era una gran oportunidad para salvar a Agustín.
Entraron sigilosamente por una puerta trasera.
Vieron que, Agus, estaba dormido colgado de un gancho.
-Parece una horrible prenda usada- dijo Federico riendo.
-Déjate de tonterías y saquémoslo.
Luego de despertarlo y sacarlo, huyeron buscando su campamento.
Al día siguiente, apenas amaneció, Agustín sacó de su mochila, naranjas, manzanas, mandarinas.
-¡Muy bien!- Gritaron Federico y Nicolás.
Ambos se abalanzaron sobre el desayuno.
Todos, aparentemente estaban muy tranquilos, a pesar de lo que había pasado.
A la tarde noche, como a las 20:45, cuando ya oscurecía, Nicolás exclamó: Debemos pelear contra los esqueletos, porque si no, ellos vendrán por nosotros cuando menos lo esperemos.
-Por desgracia, tienes razón- dijo Agustín
-Haremos la batalla a las 24:00- Dijo Federico
Llegaron al bosque, muy asustados, pero también equipados, llevaban, lianas, cuchillos, piedras y palos
Fueron a pelear, cerca de la cabaña, pero en el camino, se encontraron con El cond de sangre y sus secuaces.
Se arrojaron de todo, cuchillos, palos, piedras, se ahorcaron con lianas.
Hasta los mismos esqueletos peleaban con partes de si mismos.
Pero fue inútil, nada servía contra ellos, por eso huyeron de ahí.
Agustín de lo cansado que estaba, se dejó caer al piso.
Luego lo atraparon y lo llevaron muy lejos.
Federico, fue a ver si podía rescatar a Agus, Nicolás lo acompañó pero con mas miedo que nadie.
Agustín andaba por el bosque secuestrado.
Federico y Nicolás los vieron, y los siguieron de cerca.
En un momento dado, Fede se abalanzó sobre uno de los esqueletos que llevaban a Agustín sobre sus hombros y le sacó una de sus piernas provocando la caída del niño y de cuatro esqueletos.
Los tres muchachos aterrorizados salieron de ahí.
Fede tenía en su mano la pierna del esqueleto.
Corrieron tratando de buscar la pequeña cabaña, pensando, que si algún dí volverían a ver su casa y a sus seres queridos.
Ya en la cabaña, estaban planeando como deshacerse de los esqueletos y el sanguinario vampiro.
-Le arrojamos cuchillos, piedras, palos, lianas, y nada sirve- dijo Agustín
-Tienes razón- dijo decepcionado Nicolás
Luego de un rato, El cond de sangre entró por la ventana, los chicos volvieron a escabullirse en la pequeña y reducida habitación.
Nicolás le arrojó unas calaveras pero el vampiro las esquivó.
El monstruo se desmayó sorpresivamente y los niños huyeron.
Pero a la salida los estaba esperando los esqueletos.
-¡No!- Gritó Federico
Nadie sabe porque empezó a los golpes contra sus enemigos, pero lo bueno, fue que los derrotó.
Los chicos, muy confiados y llenos de coraje, decidieron entrar a la cabaña.
Miraron a la izquierda y a la derecha pero no había rastro de su represor.
Se alejaron muy despacio, porque presentían que algo malo iba a pasar.
De repente, entró por una de las ventanas El cond de sangre.
-¡Ataquen!- Gritó Nicolás
Federico fue a los golpes junto a Agustín mientras Nicolás tiraba piedras.
Lucharon con todas sus fuerzas y coraje.
Aún no servía contra él, pero aunque esta vez, lograron dañar gran parte brazos.
Capitulo cinco ultima salida.
Mientras el monstruo se lamentaba por no tener algunas partes de sus brazos, los niños sabían que iba a ser mas fácil vencerlo.
Los chicos salieron de la pequeña cabaña, pero El cond de sangre no se daba por vencido.
Los niños seguían arrojando toda piedra que encontraban en el camino.
Agustín se escondió en la punta de un árbol.
Cuando su depredador pasó por debajo del árbol, Agus se abalanzó sobre él y le arrancó sus brazos.
Luego de un instante, sus brazos se formaron mágica mente
Federico fue a buscar más rocas.
Nicolás se defendía como podía.
Agustín desde la punta del árbol trataba de arrancar algunos pedazos de ramas para arrojar pero su fuerza se lo negaba.
Pelearon hasta con el corazón.
Aparentemente, El cond de sangre, es olvidadizo, porque cuando los primeros rayos del sol se asomaron, el sanguinario se desintegró al momento.
Los chicos habían quedado impactados.
No podían olvidar, que en esa misma noche pudieron perder la vida.
Cuando el sol llegó a la punta del cielo, los chicos emprendieron el camino a su casa, y juraron, jamás hablar, de lo que pasó esa noche.
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Esteban Saavedra
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